jueves, 13 de mayo de 2010

Una vez más estoy ante ti, Señor...


Una vez más estoy ante ti, Señor, Jesús Sacramentado. Ante el milagro y misterio de tu gran amor por todos los seres de este mundo sin distinción de clases sociales, de colores, razas y credos.

Tu amor abarca a todas las criaturas, santos y pecadores.... ¡Qué misterio tan profundo y qué poco pensamos en él!.

Con ese amor, con ese deseo de ser correspondido, llamas a nuestra puerta, a la puerta de nuestro corazón para que te abramos, y llamas siempre a lo largo de todo el día, en todos los instantes, en los momentos que menos podemos imaginar... siempre llamas, siempre estás. No te cansas, no abandonas, no te rindes. Porque lo único que persigues es que te abramos y puedas entrar para entregarnos tu Corazón lleno de amor.

¿Y qué nos pasa?. Tal vez tenemos miedo de que si te "dejamos entrar" nos vas a pedir que cambiemos nuestro modo de vivir, que nos apartemos de esa persona que...., que dejemos ese rencor que hasta nos parece que lo necesitamos para así, no perdonar..., que nos vas a "obligar" a cosas que... ¡nos cuestan tanto!

Somos cobardes, Jesús, cobardes y acomodaticios. Tal vez nos asusta ese amor tuyo tan inmenso, tan desbordado, tan auténtico, ¡tan loco, casi diría yo, porque entregaste tu vida y te quedaste encerrado en ese "trocito de pan y en ese vino" para ser nuestro alimento!. El Papa Juan Pablo II nos decía siempre: "¡No tengaís miedo, abirdle las puertas a Cristo!".

Y pensando en estas cosas, ahora que estoy frente a Ti, mi Señor, voy recordando las palabras del gran poeta Lope De Vega, en su verso que hace que el corazón duela porque habla de nuestra ingratitud para ese tu gran AMOR, por todos,...por mi.

Deja que te lo diga, Señor, de rodillas y con el corazón contrito porque esas palabras son mi verdad....

"Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío
que a mi puerta, cubierto de rocío
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí!
¡Qué extraño desvarío si de mi ingratitud el hielo frío secó las llagas de tus plantas puras!

Cuántas veces el ángel me decía:
"Alma, asómate ahora a la ventana;
verás con cuánto amor llamar porfía"
Y cuántas, hermosura soberana,
"Mañana le abriremos", respondía
para lo mismo responder mañana!".

Si, Jesús, "mañana"... porque hoy estoy muy ocupada...
Porque hoy ... así como que "no me late".
Porque... no se lo que me vas a pedir...
Porque la verdad es que me asusta un poco ese TU AMOR POR MI y yo ...no se querer así...

Bueno...tal vez mañana... si, mañana si.

miércoles, 3 de febrero de 2010

"LE PEDI A DIOS"


Le pedí a Dios estar en primera fila... y Él me colocó en el último lugar para que conociera la PACIENCIA y la HUMILDAD.

Le pedí a Dios ser yo el centro del mundo... y Él me enseño que la vanidad me aparta del centro de cualquier cosa.

Le pedí a Dios fama y gloria... Pero Él me enseñó SENCILLEZ y COMPRENSIÓN para que mi ego no hiera a los demás.

Le pedí a Dios un auto que viajara veloz... pero Él me concedió un paso firme por el sendero correcto para que no atropellara mis sentimientos.

Le pedí a Dios tener una mansión... pero Él me dió una pequeña casa llena de TERNURA y de AMOR.

Le pedí a Dios mucha salud para conquistar mis anhelos... pero Él me concedió enfermedad para conquistar la PACIENCIA y de uno que otro SUEÑO para que creyera más en Él. y mi ego no se elevara hasta el cielo.

Le pedí a Dios ser muy bello y sin embargo... Él me dió SENSIBILIDAD y BELLEZA ESPIRITUAL. para que no me sintiera más que los demás.

Le pedí a Dios ser siempre feliz... pero Él me hizo conocer la TRISTEZA para que comprendiera que la vida no sólo está compuesta de cosas bellas.

Le pedí a Dios carácter fuerte... pero Él me concedió un CORAZÓN BLANDO y un CARÁCTER PASIVO para que comprendiera el AMOR y AYUDAR a los demás.

Le pedí a Dios nunca llorar y sin embargo... Él me hizo derramar una lágrima en el corazón al sentirme impotente para ayudar a un ser amado, para no poder transmitirles palabras del aliento, para poder demostrarle lo mucho que LO QUIERO.

Le pedí a Dios tener un mundo a mis pies... pero Él me hizo comprender que es mejor tener AMIGOS en el CORAZÓN.

POR ESO DIOS MIO... NUNCA ME CONCEDAS TODO LO QUE TE PIDO SÓLO CONCEDEME LO QUE HASTA HOY ME HAS CONCEDIDO.